En el día de hoy, se confirma la apuesta que están realizando los Gobiernos de Asturias y de Galicia en defensa de una tarifa competitiva que permita la continuidad de las fábricas de primario que Alcoa posee en España, otra cosa es la postura del Gobierno de Rajoy, que ni confirma ni desmiente y el tiempo pasa y las soluciones no llegan; desde este Blog, solicitamos a los compañeros de los comités de Arcelor Mittal y de la Asturiana de Zinc, que se unan en las reivindicaciones con los compañeros de Alcoa y todos juntos presionemos al Gobierno Central, a través de comunicados, manifestaciones, concentraciones, etc; en el texto que está a continuación, se reproduce las medidas que ha ido tomando Alcoa en otros países, las cuales nos deben de servir de ejemplo de lo que puede suceder si esa tarifa se retrasa demasiado.
Asturias y Galicia reclaman al Gobierno una solución para Alcoa
La planta de Avilés ya trabaja a un 50% de su capacidad y dejará de producir aluminio en enero si no se rebaja la tarifa eléctrica
12.08.12 - 02:37 -
La amenaza de Alcoa de cerrar a partir de enero sus plantas de producción en España si no se rebaja la tarifa eléctrica ha puesto en alerta a los gobiernos de Asturias y Galicia, que han decidido unir su voz para reclamar de manera conjunta al Ejecutivo de Mariano Rajoy una solución para que la multinacional pueda seguir fabricando aluminio primario en nuestro país. Tanto el Gobierno de Javier Fernández como el de la Xunta han mantenido en las últimas semanas reuniones con responsables del Ministerio de Industria, Energía y Turismo al objeto de clarificar el nuevo marco energético que prepara el Ejecutivo y demandar un trato prioritario para Alcoa en el precio de la electricidad, a fin de que la compañía pueda iniciar la negociación de contratos competitivos con las eléctricas. Aunque, de momento, no han obtenido ninguna respuesta positiva confían en que tras el parón del mes de agosto se puedan reanudar las conversaciones.
El tema de la tarifa eléctrica también afecta en el caso del Principado a Asturiana de Zinc y ArcelorMittal, pero es a Alcoa a la que más le repercute en su negocio, ya que el 40% de los costes de producción de aluminio primario corresponden a la energía. Ese alto porcentaje y el hecho de que el resto de materias primas que se utilizan en el proceso productivo -bauxita, sosa cáustica, brea...- sean 'commodities' y, por tanto, sus precios sean similares para todos los productores hacen que el coste de la energía de un país sea para Alcoa el valor diferencial que permite o no la competitividad. El aluminio tiene, además, un precio fijado en los mercados internacionales por lo que no es posible trasladar el mayor coste de la energía en España a los clientes nacionales o internacionales que, simplemente, compran los productos de los proveedores que pueden producir a menor coste porque se benefician de energía más barata.
El cierre de las fábricas de Alcoa en España no sólo sería negativo para los aproximadamente 2.300 empleados directos que la empresa tiene en Asturias y Galicia, donde cuenta con factorías en San Cibrao (Lugo) y en el polígono de A Grela, en A Coruña, sino también para las dos comunidades en su conjunto a las que llevan años aportando riqueza.
Aunque tanto la planta de Avilés como las gallegas son líderes en eficiencia energética esto no ha servido para compensar el alto diferencial en costes que la multinacional tiene en la fabricación de aluminio en España en comparación con otros países. Por lo que, a día de hoy, la multinacional reconoce que su futuro en España es «incierto».
El elevado coste energético, la crisis económica, la caída de la demanda y la crisis de deuda en los países centroeuropeos, principal destino de sus ventas, han colocado a las plantas españolas de Alcoa en una situación de «extrema debilidad». De hecho, la multinacional se vio obligada a principios de año a recortar sus operaciones en las tres plantas de aluminio primario de Europa como parte de un plan global de reestructuración que contempla una reducción de su capacidad de producción en todo el mundo de casi el 12%, lo que equivale a 531.000 toneladas. Fruto de esa oleada de ajustes, la planta de Avilés ha reducido a prácticamente la mitad su capacidad de producción hasta las aproximadamente 45.000 toneladas.
Cierres en Italia y EE UU
El recorte también afectó a Galicia, pero la peor parte del ajuste se la llevó la planta de Portovesme, en Italia, que cerró de forma definitiva. Lo mismo ocurrió con la planta de Tennesee y las dos series de electrólisis de la de Rockdale, Texas, en Estados Unidos. Un precedente que acrecienta la preocupación de políticos y sindicatos que son conscientes de que a la compañía no le temblará el pulso si en los próximos meses se ve obligada a llevar a efecto su amenaza de cerrar sus plantas en España por falta de rentabilidad.
El presidente del comité de empresa de la planta de Alcoa, José Manuel Gómez de la Uz, reconoce que sin un marco energético estable y una tarifa energética competitiva resulta muy difícil exigir inversiones para garantizar la continuidad de la empresa. De la Uz advierte de que «el precio del aluminio está bajo y si sigue así la multinacional podría tomar medidas drásticas». «Somos la fábrica más cara del grupo y eso nos llevaría por delante», asegura.
A juicio del representante sindical es «urgente» que se tomen decisiones sobre los contratos eléctricos que permitan volver a precios del año 2009 «porque tenemos un problema grave». Además del coste de la tarifa, aludió al precio del transporte y a los peajes, que «subieron un 300% en los últimos tres años». Lo cierto es que la multinacional ha demostrado en los últimos meses su voluntad de mantener su actividad en Asturias. De hecho, tras invertir 54 millones de euros en la modernización tecnológica y medioambiental de sus sistemas de producción la fábrica sufrió, en junio de 2010, las consecuencias de una de las mayores tormentas vividas en el Principado, al quedar inutilizada una subestación eléctrica y a continuación verse paralizadas sus 289 cubas electrolíticas. Conllevó un ERE temporal para toda la plantilla y un coste de 10 millones de euros.
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