QUE NO NOS ENGAÑEN, TODO ESTÁ
ESCRUPULOSAMENTE PREPARADO Y CALCULADO, LA CRISIS NO HA LLEGADO LLOVIDA
DEL CIELO
Ignacio Ramonet
Está claro que no existe, en el seno de la Unión Europea (UE),
ninguna voluntad política de plantarle cara a los mercados y resolver la crisis. Hasta ahora
se había atribuido la lamentable actuación de los dirigentes europeos a su
desmesurada incompetencia. Pero esta explicación (justa) no basta, sobre todo
después de los recientes “golpes de Estado financieros” que han puesto fin, en
Grecia y en Italia, a cierta concepción de la democracia. Es
obvio que no se trata sólo de mediocridad y de incompetencia, sino de
complicidad activa con los mercados.
¿A qué llamamos “mercados”? A ese conjunto de
bancos de inversión, compañías de seguros, fondos de pensión y fondos
especulativos (hedge funds) que compran y venden esencialmente cuatro
tipos de activos: divisas, acciones, bonos de los Estados y productos
derivados.
Para tener una idea de su colosal fuerza basta
comparar dos cifras: cada año, la economía real (empresas de bienes y de
servicios) crea, en todo el mundo, una riqueza (PIB) estimada en unos 45
billones (1) de euros. Mientras que, en el mismo tiempo, a escala planetaria,
en la esfera financiera, los “mercados” mueven capitales por un valor de 3.450
billones de euros. O sea, setenta y cinco veces lo que produce la economía
real…
Consecuencia: ninguna economía nacional, por
poderosa que sea (Italia es la octava economía mundial), puede resistir los
asaltos de los mercados cuando éstos deciden atacarla de forma coordinada, como
lo están haciendo desde hace más de un año contra los países europeos
despectivamente calificados de PIIGS (cerdos, en inglés): Portugal, Irlanda,
Italia, Grecia y España.
Lo peor es que, contrariamente a lo que podría
pensarse, esos “mercados” no son únicamente fuerzas exóticas venidas de algún
horizonte lejano a agredir nuestras gentiles economías locales. No. En su
mayoría, los “atacantes” son nuestros propios bancos europeos (esos mismos que,
con nuestro dinero, los Estados de la UE salvaron en 2008). Para decirlo de
otra manera, no son sólo fondos estadounidenses, chinos, japoneses o árabes los
que están atacando masivamente a algunos países de la zona euro.
Se trata, esencialmente, de una agresión desde
dentro, venida del interior. Dirigida por los propios bancos europeos, las
compañías europeas de seguros, los fondos especulativos europeos, los fondos
europeos de pensiones, los establecimientos financieros europeos que
administran los ahorros de los europeos. Ellos son quienes poseen la parte
principal de la deuda soberana europea (2). Y quienes, para defender –en teoría–
los intereses de sus clientes, especulan y hacen aumentar los tipos de interés
que pagan los Estados por endeudarse, hasta llevar a varios de éstos (Irlanda,
Portugal, Grecia) al borde de la quiebra. Con el consiguiente castigo para los
ciudadanos que deben soportar las medidas de austeridad y los brutales ajustes
decididos por los gobiernos europeos para calmar a los “mercados” buitres, o
sea a sus propios bancos…
Estos establecimientos, por lo demás, consiguen
fácilmente dinero del Banco Central Europeo al 1,25% de interés, y se lo
prestan a países como, por ejemplo, España o Italia, al 6,5%… De ahí la
importancia desmesurada y escandalosa de las tres grandes agencias de
calificación (Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s) pues de la nota
de confianza que atribuyen a un país (3) depende el tipo de interés que pagará
éste por obtener un crédito de los mercados. Cuanto más baja la nota, más alto
el tipo de interés.
Estas agencias no sólo suelen equivocarse, en
particular en su opinión sobre las subprimes que dieron
origen a la crisis actual, sino que, en un contexto como el de hoy, representan
un papel execrable y perverso. Como es obvio que todo plan de austeridad, de
recortes y ajustes en el seno de la zona euro se traducirá en una caída del
índice de crecimiento, las agencias de calificación se basan en ello para
degradar la nota del país. Consecuencia: éste deberá dedicar más dinero al pago
de su deuda. Dinero que tendrá que obtener recortando aún más sus presupuestos.
Con lo cual la actividad económica se reducirá inevitablemente así como las
perspectivas de crecimiento. Y entonces, de nuevo, las agencias degradarán su
nota…
Este infernal ciclo de “economía de guerra”
explica por qué la situación de Grecia se ha ido degradando tan drásticamente a
medida que su gobierno multiplicaba los recortes e imponía una férrea
austeridad. De nada ha servido el sacrificio de los ciudadanos. La deuda de
Grecia ha bajado al nivel de los bonos basura.
De ese modo los mercados han obtenido lo que
querían: que sus propios representantes accedan directamente al poder sin tener
que someterse a elecciones. Tanto Lucas Papademos, primer ministro de Grecia,
como Mario Monti, Presidente del Consejo de Italia, son banqueros. Los dos, de
una manera u otra, han trabajado para el banco estadounidense Goldman Sachs,
especializado en colocar hombres suyos en los puestos de poder (4). Ambos son
asimismo miembros de la
Comisión Trilateral.
Estos tecnócratas deberán imponer, cueste lo que
cueste socialmente, en el marco de una “democracia limitada”, las medidas (más
privatizaciones, más recortes, más sacrificios) que los mercados exigen. Y que
algunos dirigentes políticos no se han atrevido a tomar por temor a la
impopularidad que ello supone.
Es poco probable que los tecnócratas de esta “era
post-política” consigan resolver la crisis (si su solución fuese técnica, ya se
habría resuelto). ¿Qué pasará cuando los ciudadanos europeos constaten que sus
sacrificios son vanos y que la recesión se prolonga? ¿Qué niveles de violencia
alcanzará la protesta? ¿Cómo se mantendrá el orden en la economía, en las
mentes y en las calles? ¿Se establecerá una triple alianza entre el poder
económico, el poder mediático y el poder militar? ¿Se convertirán las
democracias europeas en “democracias autoritarias”?
Notas
(1) Un billón = un millón de millones.
(2) En España, por ejemplo, el 45% de la deuda
soberana lo poseen los propios bancos españoles, y los dos tercios del 55%
restante, los detentan establecimientos financieros del resto de la Unión Europea. Lo
cual significa que el 77% de la deuda española ha sido adquirida por europeos,
y que sólo el 23% restante se halla en manos de establecimientos extranjeros a
la UE.
(3) La nota más elevada es AAA, que, a finales de
noviembre pasado, sólo poseían en el mundo algunos países: Alemania, Australia,
Austria, Canadá, Dinamarca, Francia, Finlandia, Países Bajos, Reino Unido,
Suecia y Suiza. La nota de Estados Unidos ha sido degradada, en agosto pasado,
a AA+. La de España
es actualmente AA-, idéntica a la
de Japón y China.
(4) En Estados Unidos, Goldman Sachs ya consiguió
colocar, por ejemplo, a Robert Rubin como Secretario del Tesoro del Presidente
Clinton, y a Henry Paulson en esa misma función en el gabinete de George W.
Bush. El nuevo presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, fue también
vicepresidente de Goldman Sachs para Europa de 2002 a 2005.
A esta lista, se deben añadir los nombres de los hombres de Rajoy (De Guindos, Montoro, etc).
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